martes, 25 de agosto de 2009

¿Bienvenida?

Hoy vuelvo. Después de más de un año vuelvo a estar aquí, donde siempre. ¿Por qué he vuelto? No lo sé. Supongo que algo me decía que París es mi lugar... Cobarde, sí, he sido una cobarde. ¿Y qué? La distancia y el tiempo no importan si llevas algo tatuado en el corazón.
Son las seis de la tarde y la cabeza me da vueltas, pero pronto aterrizaremos, o eso espero ya que no aguanto más la agonía de las miles de dudas que acechan mi cabeza: ¿Como estará? ¿Dónde? ¿Con quien? ¿Piensa en mi? ¿Estará más guapo? ¿Que está pensando en este momento? ¿Que siente? Y no tengo respuesta para ninguna.

Las nueve de la noche y por fin estoy en tierra, mi tierra. Aunque la verdad no sé si esto es lo que quería. ¿Pero que más da? Hace frío y estoy mareada, pero eso no es nada cuando has sufrido el dolor de un corazón echo pedazos.
- ¡¡Evanna, Evanna!!
Alguien me llama, ¿pero quién? No he dicho a nadie que regresaba... Me giro y aparece la última persona a la que quería encontrarme. Mi madre.
- ¿Mamá? ¿Que haces aquí? -le pregunté casi gritando.
- Eso te lo tendría que preguntar yo a ti, ¿no? -me espetó- Anda, vamos a casa, que tienes muy mala cara. Ya habrá tiempo para preguntas.
- ¿A casa? Esto... No, mamá. Gracias, pero no. -ironicé.
- ¿Como qué no? Sube al coche. -me ordenó.
Nadie puede desobedecer a mi madre por mucho que lo intente, es algo que he aprendido a lo largo de mis diecinueve años. Así que nada, aquí estoy de camino a casa... mi casa. Demasiados recuerdos, lo mejor en momentos como este es dejar la mente en blanco.

Una vez en casa, después de un viaje totalmente silencioso, mi hermana corre como una desesperada en mi búsqueda y me da un abrazo de oso, de esos que te dejan sin respiración.
- Hola, Alice. Cuánto tiempo, ¿no? -intenté salvar la situación.
- Sí, y por tu parte ni una llamada, ni nada de nada. Que pasa, ¿te has olvidado de que tienes una hermana? Te perdiste mi fiesta de los quince años. Bueno no importa, celebraremos otra, ¿vale? Menos mal que Brenda nos avisó de que volvías, si no ni lo sabríamos. Ai pero bueno, cuanto te he echado de menos, Evanna -otro abrazo.
- Y yo, Alice, y yo -dije entrecortada por su abrazo.
- Tu habitación es la de siempre, te convendría re decorarla un poco... Tendrás tiempo, ¿verdad que sí? Porque no te volverás a ir... ¿no? -preguntó histérica.
- Claro, tiempo... -me horroricé solamente de pensarlo.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanta el nombre de tu protagonista!!!!!

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