lunes, 31 de agosto de 2009

Rutina

Ya en el coche.
- Hola Ash, te has cambiado de coche-murmuré.
- Hola. Sí, ¿a que es precioso? Tiene muchísimas cos... ¡Oh! Vas horrible. Pero no te preocupes, no hay nada que yo no pueda solucionar. Como sabía que no cumplirías nuestra norma nº1, te he traído yo la ropa. Anda, ves a cambiarte, no tardes.
No vale la pena discutir, no tengo ánimos para eso.
Después de ponerme la ropa que me ha dado Ashley, y aguantar las risas de mi madre y mi hermana, que por cierto adoran a Ashley, vuelvo a bajar.
- ¡Menos mal! Ahora estás mucho mejor, señorita. Pero pensé que te habías quedado dormida, sigues igual de impuntual que siempre, no tienes remedio. Bueno vamos, Emma nos estará esperando allí -me urgió.

Estamos en frente de un local al parecer reciente, ya que yo no lo recuerdo. Emma viene corriendo hacia nosotras.
- ¡Míralas! Por fin. ¿De quién ha sido la culpa? -quiso saber Emma.
- De Evanna, obviamente. Bajó con una ropa horrible y le obligué a que subiera a cambiarse. ¿A que ahora va preciosa? -comentó Ashley.
- Eres una experta, Ash. Estás hermosa, Ev. Vamos, ánima esa cara que te va a encantar el local.
Seguro -pensé irónicamente.

Entramos dentro, después de que el de seguridad me insinuara un par de cosas, vamos, intentando ligar conmigo, pero yo no tengo ganas de eso. Solo tengo ojos para él. Pero eso no importa, en fin. Si quiera se como voy vestida, no he tenido suficientes ganas de mirarme al espejo.
- Oye, Ev, muéstrate un poco más simpática o nos huirán todos los chicos -bromeó Emma.
- Lo intentaré.
- Mira, mira este, Evanna.
Se nos acercó un chico que aparentaba nuestra misma edad, o quizás un año más. Iba con dos amigos más. Él era moreno, con el pelo negro con flequillo peinado hacia el lado, como se lleva ahora. Tenía unos hermosos ojos azules y una radiante sonrisa. Pero no me importa.
- Hola -me saludó.
- Hola.
- ¿Quieres tomar algo conmigo?
- Sí, claro, si que quiere. ¿Verdad, Evanna? -dijo Emma.
- En realidad yo...
- Está deseando ir -me interrumpió Ashley.

Nota de autora: La verdad se sabrá poco a poco, tened paciencia y gracias por el apoyo.

sábado, 29 de agosto de 2009

Reconciliación

- ¿Ash? Sí, hola. Soy Emma. Te llamo para decirte que Ev a vuelto y quiere verte. Bueno a ti y a mi. Me preguntaba si no te importaría -enmudeció de repente-... ¡Genial! A la una en el restaurante Grang... Yo también te he echado de menos, Ashley. Adiós -colgó el teléfono feliz-. Ya está, Ev. Nos vamos a comer las tres juntas.
- Siempre consigues lo que quieres, ¿como lo haces? -pregunté realmente interesada.
- Es un secreto -nos comenzamos a reír las dos, juntas, como en los viejos tiempos.
- Voy a llamar a mi madre, vaya a ser que se piense que he cogido otro avión. Que ironía, ¿no?
- Si no te importa, Ev, quiero preguntarte algo.
- Claro.
- ¿Has olvidado a Jake?
Tragué saliva, me ha pillado con la guardia baja. Va, es mi mejor amiga, tengo que ser sincera con ella. Pensé por un instante y con una sonrisa contesté.
- Debería pasar algo mucho peor que el fin del mundo para que yo lograra olvidar a Jake -dije mientras me encogía de hombros.
Asintió.

Después de comer, reír, y recordar -lo justo- con mis dos mejores amigas, Emma y Ashley, vuelvo a estar en mi habitación, echa pedazos, pensando en él. ¿Por qué? Después de lo que nos hizo, a mi padre, a mi y a mi familia lo lógico sería que lo odiase con toda mi alma y que no quisiera verlo más. Pero no, debo estar completamente loca porque me sucede todo lo contrario. Lo amo con cada parte de mi cuerpo, y lo peor de todo es que me hace feliz saberlo. ¿Como explicarle al mundo que sin él no puedo vivir?
Suena el teléfono, lo mejor será cogerlo.
- ¿Sí?
- Evanna, arreglate que esta noche te vamos a llevar a un local precioso, verás, te olvidarás de todo.
Es Ashley, como siempre sigue organizando nuestras salidas.
- Esto... Yo no... -balbuceé.
- ¡Cállate ya! No seas aburrida. A las 9 paso a recogerte.
Y colgó. Genial. No me van a dejar tranquila jamás, ¿o qué?
Después de coger lo primero que he visto en el armario, ya estoy lista. Espero que no se entere Ashley de como he escogido la ropa, si no me matará. Teníamos una norma muy importante: Jamás te vistas sin pensar, o sufrirás las consecuencias. Pero ¿que importa eso ahora? No tengo ganas de salir, de reír, de nada, si quiera de existir. Me tendría que haber quedado en Florida, sí, eso es.
- Evanna, Ashley ya está abajo -gritó mi madre.
- Está bien, ya voy -le contesté gritando.

jueves, 27 de agosto de 2009

De nuevo

- ¿Si? -preguntó.
- ¿Emma? Soy Evanna.
- ¿Evanna? Oh, Evanna, ¿que haces aquí? Sube, corre, sube. -me gritó.
Sigue igual de histérica como siempre. Emma... la he echado de menos, sí, demasiado.
- Hola. -dije tímidamente.
- Ev, ¡cuánto tiempo! –me apretujó como solía hacer todas las mañanas cuando quedábamos para desayunar, un abrazó parecido al de mi hermana, pero como solo ella sabe darlos-. ¿Como que has vuelto? ¡Pensaba que te habías olvidado de mí! Soy tu mejor amiga, podrías haberme llamado de vez en cuando.
- No ha sido fácil todo esto Em, se que lo sabes. Perdóname... Pero en mi defensa diré que tampoco llamé a Ash, y las dos sois mis mejores amigas -intenté calmarla.
- No tengo nada que perdonarte, las amigas siempre están pase lo que pase ¡¿eh?! Y quiero que sepas que nunca te he substituido.
- Gracias, Em, eres la mejor. Pero no se lo digas a Ash.
- No lo sabes, ¿no? -parecía preocupada-. Desde que te fuiste, cuando Jake y sus amigos le dieron a tu pa... -emblanquecí de repente, hacia tiempo que no escuchaba su nombre aparte de en mis pensamientos- perdón perdón, Ev, lo siento...
- Tranquila, Emma, no tienes la culpa.
- Tú si que eres la mejor.
Asentí.
- Bueno, lo que te intentaba decir es que desde que te fuiste Ash y yo... No hemos vuelto a hablar.
- ¿Qué? ¿Y eso por qué? -le espeté.
- No teníamos el valor de mirarnos a la cara, no sin ti, Evanna. No sentíamos tan culpables... Debimos decirte que tu padre iba a ese local. Pero no queríamos hacerte daño, Ev. -era totalmente sincera-. Y por nada del mundo nos pensábamos que esto iba a acabar así, lo siento, lo siento de veras.
- Ya, ya esta. ¡Deja de echarte las culpas de todo! Si mi padre cayó en ese mundo no es culpa tuya. Prefiero no hablar de eso, Em. -era lo mejor, debía serenarme-. Pues que pena, pensaba que por lo menos me quedaba algo... Pensaba que quedaba algún pedazo en su lugar.
- ¡Eh! No te pongas así. Hoy vamos a salir las tres juntas, como en los viejos tiempos.
- Yo no quiero que os sintáis incómodas por mi culpa, no pasa nada. Nada es para siempre, ¿no?
- Te debemos una, no lo olvides. Voy a llamarla.
Tampoco se puede discutir con Emma. Bueno poder si se puede, pero no sirve de nada.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Pensamientos.

Un día más que se va, otro nuevo que amanece. Me da absolutamente igual, el tiempo para mí perdió sentido aquél día. El día...
- Pero, Jake, ¿que has echo? ¡Yo te quería! Confiaba plenamente en ti, te amaba por encima de todo, Jake, para siempre. Tú y tus porquerías lo habéis matado -le grité llena de furia.
- Evanna, por favor, escúchame...
- ¿Qué te escuche, Jake, que te escuche? -interrumpí-. Me has estado engañando todo este tiempo, ¿verdad? Lo debí suponer, todo era demasiado bonito. ¡Te odio! -le espeté.
- No digas eso, Evanna, yo te quiero, solo déjame que te explique...
No, basta, no voy a pensar más en eso.
Voy a desayunar y a hacer como si todo estuviera bien, sí, eso será lo mejor.
- Buenos días, Mamá. Buenos días, Alice. –dije con la mejor voz que pude.
- Buenos días Evanna –contestaron al unísono.
- Y bueno, ¿que piensas hacer? -me preguntó mi madre.
- Pues cuando acaben las vacaciones quiero continuar mis estudios aquí, mamá.
- Lo sabía. Por eso te inscribí en la universidad, comienzas en septiembre, tienes dos meses de vacaciones para adaptarte de nuevo -mi madre siempre va un paso por delante de mí, debí suponerlo-. Hoy podrías dar una vuelta y visitar a tus viejas amigas, Evanna, les encantará verte de nuevo. Sobretodo a Emma y Ashley, siempre me preguntan por ti.
- Sí, tienes razón. Iré a ver Emma y Ashley.

Son las 11 a.m y estoy en la puerta de la casa de Emma pero sin fuerzas de tocar el timbre. Pero ¿que otra alternativa tengo? Ella siempre sabía como animarme... Pero esto es distinto, esto no es un simple ex novio difícil de olvidar.
- ¿Que día fue la inauguración del Café Pott? -me preguntó con dulzura. Su aliento me traspasaba la piel y me hacía sentirme segura, feliz.
- El 7 de Mayo, si no recuerdo mal. ¿Por qué?
- Por qué fue el día en que te vi por primera vez, el día en que pude ver después de tanto tiempo la luz, gracias a ti- Y me besó, siempre lo hacía, pero cada beso era único y especial-. Te amo, Evanna, más que a nada en el mundo.
Y otra vez me vuelven a invadir los recuerdos, ¿es que no se van a ir nunca? En fin, voy a llamar al timbre.

martes, 25 de agosto de 2009

¿Bienvenida?

Hoy vuelvo. Después de más de un año vuelvo a estar aquí, donde siempre. ¿Por qué he vuelto? No lo sé. Supongo que algo me decía que París es mi lugar... Cobarde, sí, he sido una cobarde. ¿Y qué? La distancia y el tiempo no importan si llevas algo tatuado en el corazón.
Son las seis de la tarde y la cabeza me da vueltas, pero pronto aterrizaremos, o eso espero ya que no aguanto más la agonía de las miles de dudas que acechan mi cabeza: ¿Como estará? ¿Dónde? ¿Con quien? ¿Piensa en mi? ¿Estará más guapo? ¿Que está pensando en este momento? ¿Que siente? Y no tengo respuesta para ninguna.

Las nueve de la noche y por fin estoy en tierra, mi tierra. Aunque la verdad no sé si esto es lo que quería. ¿Pero que más da? Hace frío y estoy mareada, pero eso no es nada cuando has sufrido el dolor de un corazón echo pedazos.
- ¡¡Evanna, Evanna!!
Alguien me llama, ¿pero quién? No he dicho a nadie que regresaba... Me giro y aparece la última persona a la que quería encontrarme. Mi madre.
- ¿Mamá? ¿Que haces aquí? -le pregunté casi gritando.
- Eso te lo tendría que preguntar yo a ti, ¿no? -me espetó- Anda, vamos a casa, que tienes muy mala cara. Ya habrá tiempo para preguntas.
- ¿A casa? Esto... No, mamá. Gracias, pero no. -ironicé.
- ¿Como qué no? Sube al coche. -me ordenó.
Nadie puede desobedecer a mi madre por mucho que lo intente, es algo que he aprendido a lo largo de mis diecinueve años. Así que nada, aquí estoy de camino a casa... mi casa. Demasiados recuerdos, lo mejor en momentos como este es dejar la mente en blanco.

Una vez en casa, después de un viaje totalmente silencioso, mi hermana corre como una desesperada en mi búsqueda y me da un abrazo de oso, de esos que te dejan sin respiración.
- Hola, Alice. Cuánto tiempo, ¿no? -intenté salvar la situación.
- Sí, y por tu parte ni una llamada, ni nada de nada. Que pasa, ¿te has olvidado de que tienes una hermana? Te perdiste mi fiesta de los quince años. Bueno no importa, celebraremos otra, ¿vale? Menos mal que Brenda nos avisó de que volvías, si no ni lo sabríamos. Ai pero bueno, cuanto te he echado de menos, Evanna -otro abrazo.
- Y yo, Alice, y yo -dije entrecortada por su abrazo.
- Tu habitación es la de siempre, te convendría re decorarla un poco... Tendrás tiempo, ¿verdad que sí? Porque no te volverás a ir... ¿no? -preguntó histérica.
- Claro, tiempo... -me horroricé solamente de pensarlo.

lunes, 24 de agosto de 2009

Pedazos. Una nueva historia que mañana verá la luz.

sábado, 22 de agosto de 2009

Pensando, recordando, creando... Y ante todo soñando.